En una noche en que no parecía haber nadie,
encendí el computador... me dije esta vez
no volveré a llorar
y contemplaré con alegrías lo que venga de aquí en adelante.
Comenzé a hablar con un joven al que no había conocido jamás
Me escribió: "Me llamó Eduardo"... "Tengo 23 años"
Yo asentí con un asha y "¿qué estudias?" le pregunté
El respondió "Matemática pura"
Asu-dije- debe ser díficil entrar
y un jajaja llevó a otra cosa.
Le dije ¿dónde vives?
y el me dijo exactamente lo que yo quería escuchar , pues, vivía a una cuadra de mi casa .
Imposible!!! llevó casi catorce años viviendo acá y jamás te vi -dije.
Oye -dijo él- voy ahorita a tu casa...
Eran las once de la noche y vino.
Al día siguiente le dije que no había podido salir.
entonces recordé que al día siguiente a ese era el cumpleaños de Cecilia. Le dije que viniera y desde allí vino noche tras noche
sin faltar, ni un minuto más, ni un minuto menos,
y cantaba para mí canciones en japonés que yo nunca había escuchado
y que no entendería si no fuera por él.
Entonces cada noche había algo que hacer,cada mes era diferente, así como nosotros dos.
Un día de esos, él me prometió venir al día siguiente
y fue entonces cuando el faltó.
AMbos nos dimos cuenta que eramos muy diferentes.
Yo era una chica de letras y él un chico de ciencias.
Él era un fanático de los animes, a mí apenas me gustaban,
Yo era lo que él llamaba una católica sin salvación y él un ateo sin razón.
Él había dicho los extremos se atraen, pero yo jamás había dado cuenta de ello.
"Era más bien que yo buscaba alguien que se pareciera a mí" recuerdo le dije una vez.
Lo encontré en messenger, le pregunté porque no había venido.
El dijo que había estado enfermo. Bueno...-le dije- ven el próximo domingo...
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