La ilusión no es
camino,
menos un baile
sintomático,
asiduo y
complaciente.
Las llamadas y las
risas superlativas
solo yacen a la
necesidad
de buscar, como
dijiste tú:
un encuentro casual.
No me sostengas la
mano así,
puedo morder porque,
perdí la visión,
la última vez que me
deje guiar.
Hoy escuchó con los
ojos cerrados
para no perderme en
tu boca voraz.
Como siempre, ríete
así y,
no me preguntes si
entendí
sólo quiéreme como
desearías,
sólo bésame como
soñaste,
sólo abrazáme como yo
a ti.